Partimos de que el mundo es un lugar muy complejo, por lo que sería imposible analizar toda la información que tenemos en todas y cada una de las situaciones que vivimos. Para lidiar con esta complejidad nuestra mente crea modelos simplificados de la realidad, nuestros libros de instrucciones a los que nos referíamos en el anterior artículo introductorio a los modelos de realidad.

Por ejemplo, si me duele la cabeza, no me hace falta analizar todos y cada uno de los objetos que tengo en el botiquín. Por mi experiencia anterior, ya sea porque antes me ha dolido la cabeza, ya sea porque le ha dolido a alguien y me lo ha contado o porque cuando era pequeño mi madre me daba una aspirina, sé que es lo que puedo hacer para remediarlo. Sabré gracias a mi libro de instrucciones que la mejor manera de "interactuar" con mi dolor de cabeza es tomarme una aspirina.

aprender-de-los-erroresEstos modelos de realidad, estos libros de instrucciones, los vamos creando desde el mismo momento en el que nacemos. Cuando somos pequeños vamos creando un modelo de realidad rudimentario y para ámbitos muy restringidos. A medida que vamos creciendo y vamos viendo la complejidad del mundo estos modelos de realidad se van ampliando y perfeccionando, hasta que tenemos modelos de realidad para todas las cosas, que al mismo tiempo se van ampliando y completando con las nuevas experiencias que vamos teniendo.

Podemos diferenciar dos tipos de modelos de realidad que generamos a lo largo de nuestra vida: los modelos simples y los modelos complejos.



Los modelos simples.

Son aquellos donde las cosas son lo que son y no pueden ser otra cosa, por ejemplo entre estos modelos encontramos todas nuestras creencias sobre aspectos físicos, matemáticos, biológicos, en resumidas cuentas aquellos conocimientos que derivan de las ciencias exactas.

Ejemplos:

Si oímos un trueno nuestro libro de instrucciones sobre los truenos nos dice que hay cerca una tormenta y que si no queremos mojarnos lo mejor es que nos pongamos bajo techo.
Si tiro algo por la ventana mi libro de instrucciones me dirá que caerá al suelo si o si por efecto de la gravedad.


Los modelos complejos.

Son aquellos en los que las conclusiones que consideramos válidas, son en realidad hipótesis sobre las que asumimos que tenemos más pruebas que las confirman.

Podríamos entender esto como un concurso en el que todos los jugadores son posibles ganadores y cada vez que superan una prueba del concurso obtienen un voto para convertirse en los ganadores. Pues algo parecido pasa en los modelos complejos.

Por ejemplo si quieres llegar a una conclusión sobre si tomar el sol es bueno o malo para ti, tendrás que reunir pruebas tanto de una como de otra hipótesis antes de poder llegar a una conclusión válida para ti:

HIPOTESIS: tomar mucho sol es malo.

PRUEBAS

  • La capa de ozono está deteriorada y hace que los rayos UVA se filtren.
  • Quien toma mucho sol tiene mayores probabilidades de desarrollar un melanoma.
  • De pequeño me queme en la playa y me salieron ampollas.
  • La piel se envejece con el sol.
  • Es peligroso tomar el sol en las horas centrales del día


HIPOTESIS: tomar mucho sol es bueno.

PRUEBAS

  • Tomar el sol permite la producción de la vitamina D.
  • Estar moreno mejora el aspecto de la piel.
  • Mejora el estado de ánimo.
  • Fortalece los huesos.
  • Tomar sol es bueno siempre y cuando lo haga con protección solar.


Una vez que has reunido toda la información ves cuantas pruebas a favor tienen cada una de las hipótesis y asumes como válida aquella que tiene más puntos. En este caso podría ser una conclusión del tipo: "tomar el sol es bueno siempre y cuando lo haga con protección solar y evite exponerme en las horas centrales del día".

Entonces teniendo como válida está conclusión tu manera de relacionarte con los baños de sol vendrá determinada por ella y es posible que cuando vayas a la playa te lleves tu protector solar de 50+, tomes el sol unos pocos minutos y luego te pongas debajo de la sombrilla y a las horas de más sol te vayas a casa.

Este proceso es el que ponemos en marcha a la hora de establecer nuestro conocimiento del mundo, es decir, lo que es cierto y verdadero para nosotros y que por tanto conforma nuestro modelo de realidad.