Las emociones son cruciales en la vida diaria del ser humano. A diario nos vemos influidos por ellas: cuando estamos tristes, cuando estamos contentos, cuando estamos frustrados… Además, dan significado a nuestras decisiones, percepciones o a las interacciones que tenemos con los demás.

Aun así, mucha gente confunde términos como emoción y sentimiento o no sabe cuáles son las emociones primarias y secundarias. Por ello, en este artículo hablaremos ampliamente sobre qué son las emociones, cuáles son las diferencias y similitudes entre emociones y sentimientos, hablaremos sobre tipos de emociones, sus funciones y también sobre la inteligencia emocional.

¿Qué son las emociones?

Las emociones han sido ampliamente estudiadas tanto en psicología y medicina y, en general, neurociencias. Según muchos autores como Fernández-Abascal y Jiménez (2010), las emociones son uno de los procesos psicológicos más complejos y, por lo tanto, más complicados de definir y explicar.

Por ello, existen muchas definiciones sobre lo que son las emociones. Para que nos hagamos una idea, a día de hoy se han contabilizado más de 100 definiciones válidas.

Es importante tener en cuenta que una de las definiciones más fáciles de entender es la de DeCatanzaro (2001) que las define como: sensaciones internas de los individuos que responden a los sucesos de la vida.

En otras palabras, las emociones son respuestas que se producen después de que ocurra un acontecimiento en nuestra vida. Generalmente estas emociones producen cambios fisiológicos y endocrinos con el objetivo de que nos adaptemos al medio.

Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor: supongamos que te comunican que te han ascendido en el trabajo (este sería el acontecimiento). En consecuencia, experimentarías la emoción de “alegría”. Esto podría ir acompañado de cambios fisiológicos como, por ejemplo: aumento del pulso, liberación de serotonina o dopamina (neurotransmisores).

¿Cuál es la diferencia entre emoción, sentimiento y estado de ánimo? 

Como hemos comentado anteriormente la gente suele confundir las emociones con otros conceptos que a priori pueden parecer similares como los sentimientos o el estado de ánimo. Aun así, son cosas diferentes y es importante diferenciarlos. A continuación, vamos a definir los sentimientos y el estado de ánimo.

  • Sentimientos. Los sentimientos ocurren después de las emociones. Podríamos decir que los sentimientos son la interpretación de las emociones. Por lo tanto, son más conscientes y subjetivos que las emociones. Decimos que son más subjetivos porque en gran medida dependen de nuestra memoria personal (Damasio, 1999).
  • Estado del ánimo. Son estados más prolongados que los sentimientos y las emociones. Son, por lo tanto, más duraderos y pueden influir en cómo vemos el entorno y también en la disposición emocional (Watson y Clark, 1997).

Ahora bien, para poder ver cuáles son las diferencias y similitudes entre estos tres conceptos, vamos a poner un ejemplo práctico:

Imagínate que estás caminando por el bosque y que te encuentras con un oso. Automáticamente tu ritmo cardíaco aumenta, liberas adrenalina y sales corriendo. Lo que hace que te prepares para la huida es el miedo (emoción).

Ahora supón que te pones a salvo y que te sientas en un banco para recuperarte de la huida. En ese momento empiezas a pensar lo que ha pasado y sientes nerviosismo (sentimiento). Ese sentimiento de nerviosismo viene después de la emoción de miedo.

Mientras descansas en el banco empiezas a reflexionar sobre situaciones complicadas del pasado y comienzas a tener una sensación prolongada de tristeza y desánimo que persiste a lo largo del día influyendo en la percepción de las cosas que te ocurren durante ese día. (estado de ánimo)

En este ejemplo podríamos decir que:

  • Emoción. Miedo al encontrarnos con el oso. Se trata de una respuesta rápida y automática a un estímulo.
  • Sentimiento. Nerviosismo mientras reflexionamos sobre lo que ha pasado. Es una experiencia más subjetiva y consciente que ocurre después de la emoción inicial.
  • Estado de ánimo. Negativo, al conectar lo que nos ha pasado con el oso con otras situaciones pasadas en las que también hemos sentido miedo. Es menos intenso y más prolongado que las emociones (Kuppens et al.,2010).

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Componentes de las emociones

Las emociones tienen tres grandes componentes:

  • Fisiológico o corporal. Las emociones producen cambios fisiológicos en nuestro cuerpo. Como hemos visto con el ejemplo del oso, con el miedo el ritmo cardíaco aumenta y segregamos adrenalina. El objetivo de este componente es preparar a nuestro cuerpo para enfrentar la situación que ha desencadenado dicha emoción.
  • Cognitivo. Es lo que hace que interpretemos las situaciones de una manera u otra, es decir, la parte subjetiva de las emociones. Dependiendo de esto veremos las situaciones como amenazantes o como no amenazantes. Por lo tanto, influye en el sentido que le damos a los acontecimientos.
  • Conductual. Se trata de las manifestaciones externas de la emoción. Por ejemplo, en el ejemplo del oso, el salir corriendo sería el componente conductual.

Tipos de emociones

Las emociones se clasifican en dos grandes grupos:

Emociones primarias.


Son aquellas que son innatas y universales. Cada una de ellas tiene una función adaptativa y son desencadenadas por algo en concreto. Además, tienen un procesamiento cognitivo particular, un lenguaje no verbal propio, un tipo de afrontamiento, etc. Estas seis emociones primarias son:

  • Sorpresa. Como respuesta a lo que no esperamos.
  • Asco. Reacciones a cosas que no nos gustan o nos resultan desagradables.
  • Miedo. Respuesta cuando percibimos amenaza o peligro.
  • Alegría. Sensación de felicidad.
  • Tristeza. Sensación de desánimo.
  • Ira. Relacionada con la frustración.

Emociones secundarias.


Estas también son conocidas como: sociales, morales o autoconscientes. Son emociones que aparecen después de los 2 años de edad. Por lo tanto, no son innatas, son aprendidas y dependen del contexto familiar o social en el que crezcamos. Algunas de estas emociones son:

  • Culpa. Como resultado de lo que sentimos cuando se violan las normas o transgreden los derechos de los demás.
  • Vergüenza. Se vincula a la evaluación negativa que hacemos de nosotros mismos en situaciones sociales.
  • Envidia. Se produce cuando comparamos nuestros logros con los de los demás.
  • Orgullo. Como resultado de la satisfacción personal.
  • Celos. Se produce cuando sentimos que nuestro afecto, posesiones, etc. están en peligro (en relaciones sociales).
  • Compasión. Ocurre cuando tenemos la necesidad de aliviar el sufrimiento de otras personas.

Cuál es la función de las emociones

Las emociones, han sido ampliamente estudiadas y se ha comprobado que influyen en muchas áreas de nuestra vida como, por ejemplo: pensamientos, toma de decisiones, relaciones con los demás, experiencia, etc. Lo que está claro es que son muy importantes en nuestro día a día.

La teoría de la evolución dice que han ido surgiendo como herramientas adaptativas para ayudar a las personas a enfrentar los desafíos del entorno. Aunque, hay otros autores que dicen que van más allá de respuestas adaptativas. Lazarus (1991), por ejemplo, destacó que las emociones influyen en las evaluaciones que hacemos de las situaciones influyendo, por lo tanto, en las interpretaciones que hacemos de las cosas y también en la toma de decisiones.

Cómo influyen las emociones en la toma de decisiones

Las emociones están involucradas y dirigen nuestro proceso de toma de decisiones en relación a los siguientes aspectos:

  • La evaluación que hacemos de las situaciones: si tenemos miedo puede significar que hay amenaza.
  • La elección entre las diferentes opciones: nos guían porque solemos elegir opciones que nos generan sensaciones positivas.
  • La regulación emocional: el tener una buena capacidad para gestionar las propias emociones y entender las de los demás es fundamental para tomar buenas decisiones.

Aunque podríamos extendernos mucho en la función de las emociones, podríamos decir que tienen muchas funciones diferentes, desde adaptativas (sobre todo las emociones primarias), hasta cognitivas y sociales.

Inteligencia emocional

Otro aspecto clave a la hora de hablar de emociones es la inteligencia emocional. El psicólogo Daniel Goleman habló ampliamente sobre ello en el año 1995 y lo definió como: la capacidad de reconocer, comprender, gestionar y utilizar de manera efectiva las propias emociones y las emociones de los demás.

Los componentes de la inteligencia emocional son:

  • Conciencia emocional. Reconocer y entender las propias emociones.
  • Regulación emocional. Gestionar las propias emociones de manera constructiva.
  • Empatía. Comprender las emociones de los demás. En otras palabras, se trata de la capacidad de ponernos en el lugar de otros.
  • Habilidades sociales. Saber comunicarse de manera eficaz, saber resolver conflictos, etc.

Más emociones:

En resumen, a diario nos vemos influenciados por diferentes emociones que pueden ser más o menos intensas. Las emociones son respuestas a estímulos a situaciones que nos ocurren e implican ciertos cambios psicológicos, fisiológicos y conductuales. Estas emociones cumplen diferentes funciones: adaptación al medio, comunicación, toma de decisiones, etc. Asimismo, es importante no confundirlas con los sentimientos o con el estado del ánimo.


Referencias bibliográficas

  • Damasio, A. R. (1999). The Feeling of what Happens: Body and Emotion in the Making of Consciousness. Harcourt Brace.
  • DeCatanzaro, D. A. (2001). Motivación y emoción (A. M. Bandala Campeán, Trans.). Pearson Educación.
  • Fernández-Abascal, E. G., García Rodríguez, B., Jiménez Sánchez, M. P., Martín Díaz, M. D., & Domínguez Sánchez, F. J. (2010). Psicología de la Emoción. Editorial Universitaria Ramón Areces.
  • Gallardo Vázquez, P. (2006). El desarrollo emocional en la educación primaria (6-12 años). Cuestiones pedagógicas, 18, 145-161.
  • Goleman, D. (1995). Inteligencia emocional. Barcelona, España: Editorial Kairós.
  • Kuppens, P., Oravecz, Z., y Tuerlinckx, F. (2010). Feelings change: Accounting for individual differences in the temporal dynamics of affect. Journal of Personality and Social Psychology, 99(6), 1042–1060.
  • Lazarus, R. S. (1991). Emotion and adaptation. New York, NY: Oxford University Press.
  • Watson, D., & Clark, L. A. (1997). Measurement and mismeasurement of mood: Recurrent and emergent issues. Journal of Personality Assessment, 68(2), 267-296.