En muchas ocasiones nos sentimos preocupad@s por situaciones en las que estamos o situaciones futuras que nos hacen sufrir. Nos bloqueamos y no sabemos que solución darle, nos centramos en el problema pero somos incapaces de encontrar soluciones o si las encontramos, en última instancia no somos capaces de poner las en marcha, por lo que el problema sigue ahí, la preocupación aumenta y con ella la ansiedad que acarrea todo esto. Del mismo modo, nuestra autoestima se ve dañada porque nos embargan sentimientos de inutilidad e ineficacia, nuestro autoconcepto se ve dañado y nuestro estado de ánimo se vuelve pesimista.
De esta forma entramos en un círculo vicioso del que cuesta salir, y para poder hacerlo debemos desviar nuestra atención del problema a la generación de soluciones. podemos poner en marcha un método estructurado en una serie de pasos, con el fin de encontrar soluciones para resolver nuestros propios problemas cotidianos y vitales, gracias a la cual mejora nuestra competencia personal y disminuye el malestar que nos generan las preocupaciones.
Los pasos son muy sencillos y fáciles de poner en marcha:
1- Definir el problema: de una forma sencilla y precisa, en términos concretos y no dejando "volar nuestra imaginación" hacia escenarios catastróficos, que pueden ser posibles pero pero altamente improbables.
2- Desarrollar soluciones alternativas, haciendo una tormenta de ideas. se trata de llegar a la mayor variedad de posibles soluciones. Aquí ninguna idea es mala, no vamos a juzgarlas por muy descabelladas que nos parezcan porque cualquiera de ellas podría ser la solución o gracias a estas podemos generar otras ideas que nos lleven a solucionar la situación.
3- Toma de decisiones, este es el momento de la valoración de las posibles soluciones que generamos anteriormente. Puntuamos las alternativas dependiendo de su posibilidad de realización, de nuestro gusto, del compromiso que suponen, el tiempo que lleva ponerla en marcha, etc. en base a esto se elige aquella alternativa que más puntuación haya obtenido y se pone en marcha.
4- Evaluación de los resultados: Se evalúan los resultados obtenidos con la alternativa elegida. Nos preguntamos ¿me siento mejor con las acciones que he puesto en marcha? ¿Me siento una persona más útil y más completa? si los resultados obtenidos son óptimos damos por finalizado el proceso, felicitándonos por haber haber solucionado el problema, dándonos cuenta y siendo conscientes de nuestras capacidades para la resolución de este tipo de situaciones pudiéndolo utilizar en situaciones futuras.
En el caso de que los resultados no hayan sido los esperados se reinicia el proceso con la siguiente alternativa mejor valorada.
Poniendo en práctica estos pequeños pasos, muchas preocupaciones de las que somos presas desaparecerán puesto que encontraremos rápidas y eficaces soluciones.